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jueves, 26 de mayo de 2011

Él la miraba como si ella fuera la cosa más bonita, frágil y preciosa de su mundo. Formaban un ecosistema perfecto. Con la madurez de uno y la picardía del otro. Tenían uno de esos amores, que cuesta construir, en los que se empieza queriendo uno más, y se termina por igual y apasionadamente. Ella le quería de esa forma incondicional, sin razones, ni perdones, sin excusas. Natural. De corazón. Todo lo que necesitaban era el uno del otro.  Eran su oxígeno, y se habían olvidado de respirar el aire exterior de su círculo. Llegaban a ese punto de necesidad.
Ella siempre tenía una sonrisa reservada para el, y detrás de esa escondía todo el resto de la colección. Y el amaba esa sonrisa, y cada vez que veía que faltaba, los ojos se le encogían un poco y le salían unas arrugas, y entonces, la volvía a mirar de esa manera, como si todo lo que había alrededor no existiera, solo ellos, su momento, el presente. Entonces la besaba, le sonreía y le hablaba. La tranquilizaba. Tenía los abrazos más calurosos que le podían dar a ella, y ella esa ternura que nadie le daba a él. Eran la perfecta definición de enamorados, locos enamorados, eso eran ellos. La definición del amor.



6 comentarios:

Mi mundo Irreal ಌ dijo...

Qué tieerno! me encantó la entrada ♥

Yoli dijo...

Precioso texto,es correcta la definicion que has escrito me encanta! :)
besitos!

Itziar Menor dijo...

Precioso! :)

Ana dijo...

qué entrada más bonita! :)

amanda dijo...

arggggggggggg♥

soñadora dijo...

me encanta!:)